
Gracias a los grandes avances de la ciencia y tecnología, hoy en día tenemos acceso a cosas que nos parecían distantes. No hace falta visitar Roma para degustar de unos deliciosos fetuchinis, hablar con algún desconocido de China es posible por medio del Internet y en menos de tres horas podemos llegar a otro lado del continente.
Afortunadamente, vivimos en una sociedad que nos da todo: desde el sustento necesario para mantenernos vivos, hasta cobija cuando tenemos frío y, si estamos entre los afortunados, recibimos compañía de una persona. Con respecto a lo último, pueden tomarlo como quieran. Es algo muy subjetivo, puede ir desde lo sexual, hasta el punto más romántico.
Según el diccionario de la Real Academia Española abstinencia significa “Virtud que consiste en privarse total o parcialmente de satisfacer los apetitos”. Pero… ¿Qué significa realmente abstenerse? ¿La abstinencia es una elección o es una circunstancia?
Abstinencia, abstención, abstenerse… Para los católicos la abstinencia comúnmente se refiere a no comer carnes en ciertos días. En otras religiones el ayuno consiste en evitar ingerir alimentos, bebidas y realizar actos sexuales. De igual manera, se encuentra el llamado “síndrome de abstinencia” que básicamente se refiere a las diferentes reacciones que presenta un individuo cuando éste bruscamente deja de consumir alguna sustancia o alguna droga.
Retomando aquel aspecto de la sociedad que nos brinda comodidad, debemos que estar conscientes que estamos siendo bombardeados de comerciales y de eventos, todos relacionados con el sexo. Pero es que hay que admitirlo, el sexo vende. Es por eso que hoy niños, jóvenes, adultos y personas de la tercera edad hablan de relaciones, hablan de tener sexo pero… ¿Qué hay de no tenerlo? Se estaría aquí hablando de la abstinencia sexual que, según algunos, es la más complicada debido a que implica no practicar ninguna actividad de esta índole.
Frecuentemente, estamos tan acostumbrados a una persona, que nos cuesta dejar la rutina. Igualmente sucede que, cuando nos aferramos a cierto artículo, resulta difícil no depender más de éste. Es como si, por nombrar algún ejemplo, repentinamente ya no existiera el café (¿o la leche?). Nos sentiríamos totalmente vacíos e inconformes pues aquello era parte de una tradición, una práctica diaria.
¿Podría decirse entonces que la abstinencia desarrolla un alto grado de exigencia?... Obviamente si. La abstinencia es tan dura como parece.
Sabemos que existen personas que optan por ejercer la abstinencia, bien sea por la religión que practican o por motivos particulares, sin embargo; opino que somos seres completamente libres para hacer lo que queramos y decidir que es bueno y que no lo es. Mi concepto de abstinencia es muy personal, se trata de elegir y pensar hasta qué punto estoy dispuesta a llegar. De lo único que estoy segura es que, aunque me cueste, NUNCA me abstendré de comer comida chatarra, de quedarme en el Messenger todas las noches, de hablar por teléfono hasta que la oreja me quede roja o en su defecto, escribir mil mensajes de texto que me dejen callos en los dedos.
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