lunes, 31 de diciembre de 2007

Tabardillo

Una pálida, un vahido, un veri veri, un yeyo, un blanquín...

Los Maracuchos, que se autodenominan más originales que el aipod, serían incapaces de utilizar alguno los términos anteriores, es por eso que allá lo que existe es el tabardillo.

Tabardillo del que no se escapan los ingenuos - para algunos valientes, para otros pendejos- que bajo el sol de medio día, digo, de mil demosnios de aquellas tierras, se aventuran con demasiado entusiasmo y nada de recato a a patear esas calles que si fueran líquidas hace rato se hubieran evaporado.

Y la explicación no puede ser otra sino que el sol de allá, que claro está, también es maracucho, jamás podría dejar pasar semejante acto de petulancia, porque "nadie que no sea maracucho puede ser capaz de caminá bajo este sol vergatario -osea yo- sin sudá literalmente la gota gorda".

Es gracias al tabardillo que Maracaibo será muy La tierra del Sol Amada, pero siempre La tierra por mí odiada.

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