sábado, 29 de diciembre de 2007

Mi Viaje a una de las Nuevas Maravillas del Mundo

Hace tres meses tuve la oportunidad de ir a conocer una de las nuevas maravillas del mundo: Machupicchu “La Ciudad Perdida”, ubicada en Cusco – Perú.
Fue una experiencia particularmente gratificante ya que nací y viví durante 14 años en ese país, y durante mis primeros años en el colegio estudié sobre esta ciudadela, aprendiendo nombres, fechas y aspectos diversos relacionados con Machupicchu y las demás fortalezas que datan de la época incaica, y ahora podía observar todo eso en vivo y en directo.
La noche anterior llegué a la ciudad de Aguas Calientes, que esta ubicada a menos de 45 minutos de Machupicchu; la idea era salir a las 5 de la mañana del hotel para tomar el bus que me llevaría hasta el lugar.
Mi espíritu aventurero, algo oculto por cierto, salió a relucir esos 5 días que estuve de viaje en la región del Cusco y sus alrededores, así que tenía planeado, y me habían recomendado, subir hasta la cima del Huayna Picchu para tener una de las vistas más impresionantes de toda la ciudadela.

Me sorprendió mucho ver la cantidad de turistas provenientes de todas partes del mundo. Llegamos a las 6:20 de la mañana aproximadamente; la emoción se sentía en el ambiente, todos los turistas hablando entre ellos, cada quien en su idioma, preparando cámaras y filmadoras mientras esperábamos en la cola para por fin poder entrar.
Desde fuera ya se veía la imponente cima del Huayna Picchu, había algo de neblina y aun así se podía admirar la grandeza del lugar. Ya estando en la ciudadela como tal, no sabía para donde ver primero, me sentía pequeñísima en medio de ese lugar edificado con piedras inmensas, lleno de caminos y atajos. Pero empecé mi recorrido, no quise seguir al guía sino explorar por mi misma el lugar; luego de tomar fotos y admirar la belleza del lugar, decidí ir a hacer la cola para subir al Huayna Picchu.

Al llegar ya había una cola bastante larga, esperé una media hora mas o menos, finalmente puse mi nombre, hora de entrada y firma en el libro donde registran a las personas que desean subir. La verdad pensé que sería sencillo, pero el camino es bastante agrietado y estrecho, y había partes en las que un movimiento en falso podía hacerte caer al abismo cubierto por la espesa vegetación.

Aún así continué subiendo, tomando descansos y aprovechando esos intervalos de tiempo para sacarme fotos y filmar la vista que tenía desde ese lugar. En total me tomó una hora y media llegar a la cima, el cansancio era evidente pero valió la pena, la vista que se me presentaba era simplemente deslumbrante y ya la neblina había desparecido, el sol empezaba a brillar, una visión que dejó atrás el cansancio que tenía. Disfruté de la vista varios minutos, pero ahora tocaba regresar, otra hora y media; llegué agotada pero contenta, firmé de nuevo el libro poniendo la hora de salida y me dispuse a seguir recorriendo el lugar.

Estuve aproximadamente unas 6 horas ahí, subiendo a los lugares más altos, emocionada porque había podido llegar a la cima más alta: la del Huayna Picchu, así que lo demás no era nada comparado a eso, la adrenalina estaba a flor de piel y no había cima a la que no quisiera llegar, sobre todo por la vista que se tenía desde ahí.
Al mediodía el sol estaba radiante y la vista mucho más bonita aún, saqué las últimas fotos, me senté a respirar aire puro y a contemplar el paisaje por un largo rato. Finalmente partí de nuevo a la ciudad de Aguas Calientes, a comprar algunos recuerdos para al día siguiente regresar a la ciudad de Cusco. Fue un viaje que nunca olvidaré, quedé admirada por la belleza de los lugares que visité, y me sentí más orgullosa que nunca de mi país.

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