lunes, 7 de enero de 2008

¿Auténticamente Bella?

Hoy en día, en este mundo globalizado, la publicidad, la moda y la cultura imponen unos estándares de belleza, sobre todo femenina.

Se ha llegado a un punto en el que tener las medias perfectas, un cuerpo esbelto y despampanante es una obsesión. ¿Qué se nos muestra en la televisión? Mujeres de cuerpos perfectos, luciendo atractivos trajes de baño, sonrientes; pareciera que la vida es perfecta para ellas.
¿Es que acaso sólo las bellas pueden disfrutar de las cosas buenas de la vida?

Pero esa es la imagen que se nos vende y, queramos o no, eso cala en nuestro inconciente; así un día de shopping puede terminar frustrando a una mujer que desea comprar unos pantalones,
pero que no está “en línea” como para lucirlos.

Ahora, al buscar empleo, en casi todos los anuncios encontramos la frase “Buena presencia”
y como bien sabemos esa frase quiere decir que entre una muchacha con un currículum vitae impresionante pero que no está precisamente “bien dotada”, y una de medidas 90-60-90, la que muy probablemente obtendrá el puesto de trabajo será la segunda.

Es que hoy en día se da mucha importancia a la apariencia, y es totalmente válido ya que “la primera impresión es la que cuenta” pero existe una diferencia entre una imagen presentable y bien cuidada y la obsesión por tener un cuerpo perfecto, llegando a intervenciones quirúrgicas que pongan en riesgo la salud, dietas extremas e incluso la anorexia, tan común entre adolescentes, jóvenes e incluso mujeres adultas.

A mi parecer “hacerse unos arreglitos” con ayuda de la cirugía plástica es hoy algo bastante común y que no presenta un alto riesgo, pero cuando se pasa de los “arreglitos” a una completa transformación, el cuerpo no puede ser el mismo de antes, evidentemente, y a posteriori se pueden presentar consecuencias que perjudican la salud.

Hay quienes se sienten cómodas con esta situación, desean ponerse un poquito más de esto y de lo otro, y están en toda la libertad de hacerlo; lamentablemente esto es lo que exige la sociedad actual, la mujer se va convirtiendo en una especie de producto, con una belleza prefabricada.

Lo que trato de transmitir es la idea de autenticidad, de aceptarnos cómo somos, de lucir bellas de manera natural, con ejercicios y una vida sana, pues quien se siente bella por dentro, quien se ama a si misma, luce bella también por fuera. Una belleza que “se siente y transmite” y que puede llegar a impactar mucho más que un cuerpo perfecto.

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