viernes, 11 de enero de 2008

La bajeza y el descaro: dos aliadas sonrientes


Escrito el 11 de enero de 2008

Quedó hecha pedazos. Nadie se tomó la molestia de recogerlos, sería inútil, el suelo está lleno de centenares, producto de constantes engaños que viven un corto transitar. Esa es la historia de las máscaras que han paseado por el rostro del Benemérito, un ególatra cuya podredumbre avanza tan aceleradamente que no le permite mantener ni pocas semanas la faceta de bienhechor. La caída de la última resultó polémica y vergonzosa. Con mucho ahínco y frente a la indignación del mundo racional declaró de manera evidente el apoyo a la causa de una organización terrorista. La negociación con unos pobres opositores que lo adversan es inútil, no lo merecen, ellos son un cáncer punzante que debe ser obviado en la medida posible y expuesto a quimioterapias eventuales. Es mucho más provechoso y correcto tratar a un grupo de asesinos narcotraficantes con respeto, con tacitas de café y abrazos. Ese es el proceder ejemplar de la revolución que, según sus voceros, sacará adelante al país.

Frente al Parlamento, ese circo repleto de acólitos falderos, el presidente soltó una de las demandas más descabelladas e irrisorias que se ha podido escucharle (y no son pocas). La solicitud fue este diamante en bruto: "Las FARC y el ELN no son ningunos cuerpos terroristas, son verdaderos ejércitos que ocupan un espacio en Colombia y hay que darles un reconocimiento, son fuerzas insurgentes que tienen un proyecto político que aquí (Venezuela) es respetado". (...) Esas palabras salieron de la misma cloaca que en otras ocasiones ha ensuciado y arruinado la imagen del país. De la misma forma, como suele suceder, la fetidez fue aspirada por los diputados como una fragancia de Coco Chanel, acompañada de aplausos y algarabía.

¿Hasta dónde llegará la inmoralidad y la entrega que tantas personas hacen a los delirios del caudillo? Nada de ideologías prehistóricas ni de entrega a sueños revolucionarios, a
nte esto muchos habrán de pensar dos veces. ¿El dinero, la ignorancia o el fanatismo continuarán promoviendo alabanzas frente a desvarío semejante? Aquí no hablamos de hermanitas de la caridad que de manera accidental han plantado bombas causantes de horribles mutilaciones, tampoco de benefactores que secuestran y someten inocentes a condiciones abominables con intenciones dignas de respeto. Hablamos de asesinos financiados por el narcotráfico, una cereza gloriosa para el pastel asqueroso que los caracteriza. Pero ese proceder le parece respetable al presidente, un sujeto para quien el fin justifica los medios. Tal vez la camaradería con los grupos terroristas le traiga dichosos recuerdos de las vidas cobradas en la canallada del 4 de febrero. No sólo eso, detrás de la porquería proferida hoy se esconden cosas de mayor gravedad.

La perplejidad ante la declaración estuvo acompañada del quiebre con la rectificación mencionada, esa en la que muchos no creyeron (el cuento del pastor y el lobo encaja perfectamente en las razones). Quienes aún se mantenían dudosos frente a lo mencionado en la publicación del 6 de diciembre, hoy pudieron percatarse de su certeza. Desistir sobre el tema de la reelección produciría úlceras letales al personaje que habita Miraflores.

En el discurso de hoy advirtió sobre la realización de un revocatorio a su mandato en el 2009. De realizarse, este tendría una curiosa variante anexada por él: Constaría de dos preguntas. La primera, relacionada con la verdadera naturaleza del referendo revocatorio, no significó novedad alguna; la segunda, absurda y fuera de lugar, trata de una "pequeña enmienda" para aprobar la reelección continua. Me produjo risa al principio. Por mi mente cruzó la imagen de este sujeto sudando, inquieto, sentado en su despacho raspando billetes de lotería en búsqueda de esa reelección que lo enloquece. Nada de discursos sobre reducción de jornada laboral, tampoco de leyes para la protección de los trabajadores. Lo suyo es la permanencia en el poder. Tal como lo dije antes, en cualquier cosa que plantee, en medio de cualquier propuesta, buscará arrimar ese antojo malsano. Esa era la verdadera finalidad de la reforma constitucional rechazada algunas semanas atrás.

Para nadie resulta difícil caer en cuenta de la enfermedad que El Benemérito presenta, la misma que muchos otros sujetos cuyos retratos ocupan los libros de historia padecieron. Esos en cuyas gestiones se evidenciaron los más sucios atropellos y las más vergonzosas tretas para sujetarse a las sillas presidenciales. Lo de las FARC y el ELN es indignante, asqueroso. Su tumba política es cada vez más profunda, resta esperar el momento en que la locura lo arroje dentro de ella.

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